Durante una semana , las sardinas fueron hasta el último rincón del océano para contar su propuesta . No dejaron ni una sola piedra , ni una sola caracola sin visitar, y en todas partes explicaron que durante las vacaciones, que se iban a tomar por turnos, cada uno podía hacer lo que quisiera : jugar a la mancha burbuja , dormir la siesta , esquiar en la nieve, tomar zumo de naranja , comer caramelos de algas… Pero no tenían que trabajar. El tiburón no se molestó demasiado en explicar nada porque, como todos le tenían miedo, estaba seguro de que nadie se atrevería a votar en su contra . El día de la votación se formó una larga fila de peces, moluscos y bicharracos marinos frente a un barco hundido que funcionaba como cabina de votación . Habí a salmones con traje rojo, focas con bigot es, anchoas con l as escamas despeinadas, anguilas f lacas, almejas maquilladas con sal , delfines charlatanes, ostras que hablaban en francés, langostinos f inos… Llegaban nadando sobre las olas o caminando para atrás como los cangrejos. Venían de todas partes: del mar de Japón , de las costas de la China y de las islas Filipinas. El calamar (el único que tiene tinta) anotaba el nombre de los que entraban a la cabina para votar mientras el tiburón y las sardinas controlaban que nadie hiciera trampa y votara dos veces. La cosa era muy simple: el que quería vacaciones tenía que poner una perla blanca dentro de un arcón pirata ; el que no quería , una perla negra . No quedó nadie sin votar, hasta los caracoles llegaron a tiempo, porque los hipocampos los trajeron a caballito para que no llegaran tarde. A las seis de la tarde en punto, las sardinas dijeron : –Es la hora del escrutinio. –¿Del qué? –preguntó el tiburón , que andaba f lojo de vocabulario. –Vamos a contar los votos –le explicaron las sardinas. Y aunque pensaban que les iba a l levar mucho tiempo el recuento, todo fue muy sencillo, porque había miles y miles y miles de perlas blancas y una sol a perl a negra , l a del ti burón , cl aro, que perdió l a v otación por mayorí a aplastante. ¿Que si estaba eno jado el ti burón? Eno jado es po co. Estaba furioso. Se quería comer crudos a los que habían votado en su contra . Pero no pudo hacerlo porque todos salieron corriendo (o, mejor dicho, nadando). Especialmente las sardinas, qu e fu eron l as pr imeras en tomarse vacacion e s . De sde entonces, por turnos, todos en el mar tienen unos mereci dos dí as de descanso, qu e es cuando los p escadores solo sacan con sus redes zapatos rotos y latas v iejas. Y aunque el tiburón no lo quiere reconocer, una vez al año, él también coge vacaciones: se pone un gorrito marinero y gafas de sol para que nadi e lo reconozca y se toma un helado de fresa y chocolate mientras pasea por las playas de Florida . Liliana Cinetto Cuentos cortitos para leer en un ratito Norma (adaptación) Aprendo con el TEXTO El marco del relato El autor o autora de un relato suele explicar al comienzo dónde y cuándo transcurre la acción. El lugar y la época constituyen el marco de la historia. A veces, no se dice en qué lugar o época concretos suceden los hechos, pero se ofrecen detalles que nos permiten hacernos una idea sobre estas cuestiones. Vuelve a leer el comienzo del cuento y di cuándo y dónde transcurre la historia. 9 1
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