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La posición de la mujer en la Ilustración A lo largo de la historia, el papel social de hombres y mujeres se ha sostenido, tanto en las sociedades occidentales como en las orientales, en la primacía del hombre sobre la mujer. Primacía en derechos y jerarquía social, en tareas o roles asociados a hombres y mujeres: el gobierno, la justicia, los grandes negocios o las grandes obras de arte eran actividades masculinas, mientras que las mujeres solían estar relegadas al hogar, la crianza de los hijos o al trabajo duro y mal pagado en el mundo rural o en las fábricas que surgieron a fines del siglo xviii. La Ilustración no pensó en esta distribución desigual de papeles en la sociedad. La cuestión de «género», entendida hoy desde un punto de vista sociocultural y no solo biológico (sexo), se vislumbró a fines del siglo xix cuando aparecieron activistas e ideas que demandaban reconocimiento político y social para la mujer. No obstante, en el seno del movimiento ilustrado se dieron los primeros pasos de un largo proceso histórico que llega hasta hoy: el reconocimiento de los derechos de las mujeres y la igualdad de estos para todas las personas. 41. El germen de una relación más igualitaria. La razón ilustrada buscaba la igualdad de los seres humanos, pero no quería profundizar en la igualdad de los géneros, y ahondaba la diferencia entre hombres y mujeres que se venía arrastrando desde siglos atrás. Aquí comenzaba una de las contradicciones de la Ilustración . Kant hablaba de la mayoría de edad que debía alcanzar el hombre haciendo uso de la razón , logrando así su independencia , pero ¿cuál era el papel de las mujeres en esta cuestión? Sencillamente se pensaba que esta lucha contra los privilegios, el camino hacia el conocimiento, era un asunto del hombre, en su sentido más literal . Esta marginación fue el caldo de cultivo de un incipiente pensamiento feminista , que se desarrollaría más adelante con la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, escrita en 1791 por Olympe de Gouges, como respuesta al manifiesto Derechos del Hombre y del Ciudadano, redactado tras la Revolución francesa , o de la obra de Mar y Wollstonecraft Vindicación de los derechos de la mujer (1792). En otras palabras, la Ilustración , que en principio iba a dejar relegada la posición de la mujer en el nuevo Estado liberal , supuso el empuje necesario para salir a f lote, hasta tal punto que no es extraño pensar que la semilla del movimiento feminista no habría empezado a germinar de no ser por ella . De esta forma , se favoreció la aparición de tertulias, salones, tabernas o cafés, nuevas esferas de relación humana donde hombres y mujeres se reúnen teniendo entre sí un trato de igualdad intelectual , destinados a contratación y negocios, pero sobre todo eran espacios de discusión política , estética , filosófica , etc. Lucía Criado Torres, «El papel de la mujer como ciudadana en el siglo xviii: la educación y lo privado», Universidad de Granada. Online ¿ Q U É A P R E N D E M O S D E L P A S A D O ? H A C I A L A A G E N D A 2 0 3 0 39. Libertad o tiranía. Cuestión muy controvertida por los hombres es la de saber si es más conveniente privar a las mujeres de la libertad o dejársela , y me parece que hay razones muy fuertes en pro y en contra . Distinta cuestión es saber si la naturaleza ha sujetado a las mujeres a los hombres. No, me decía días pasados un filósofo muy obsequiante de las damas, nunca dictó la naturaleza ley semejante; el imperio que en ellas nos arrogamos es una tiranía real y verdadera , y nos la han dejado ellas usurpar porque son más racionales y más humanas, prendas que debiendo darles la supremacía , si hubiéramos nosotros sido cuerdos, se la han quitado, porque somos locos. Mas si es cierto que la potestad que en las mujeres tenemos es tiránica , también lo es que tienen ellas con nosotros un imperio natural que es la beldad , al que nadie se resiste. Barón de Montesquieu, Cartas persas, 1721 40. La educación de la mujer. La educación de la mujer debe referirse a los hombres. Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, educarlos de jóvenes, cuidarlos de adultos, aconsejarlos, consolarlos, hacerles la vida agradable y dulce: he ahí los deberes de las mujeres en todo tiempo, y lo que debe enseñárselas desde su infancia . Por tanto, cultivar en las mujeres las cualidades del hombre y descuidar las que les son propias es, a todas luces, trabajar en perjuicio suyo. Jean-Jacques Rousseau, Emilio, 1762 30

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