35 19José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. 20Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. 21Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». 24Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer. Mt 1, 19-21.24 Anuncio a José El sueño de san José, de Luca Giordano. «Dios reveló a san José sus designios y lo hizo a través de sueños que, en la Biblia, como en todos los pueblos antiguos, eran considerados uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad». Carta apostólica Patris Corde, 3 «La mayoría de las personas condenadas a muerte por lapidación son mujeres. Un motivo para ello es que no se las trata equitativamente ante la ley en los tribunales, lo cual viola claramente las normas internacionales sobre juicios justos». Amnistía Internacional José era el prometido de María. ¿Qué pensaría cuando esta le anunció que estaba embarazada? Según las leyes judías, el adulterio estaba penado con la muerte (cf. Dt 22, 20-21)*. María no engañó a José, pero él no lo sabía y aun así no la denunció públicamente, porque era un hombre bueno y temía que la mataran. En algunos países el adulterio sigue siendo un delito y el castigo puede ser una multa, la cárcel o la muerte. No siempre se impone la misma pena al hombre y a la mujer, siendo esta la más perjudicada. En algunos casos, incluso, hay violaciones que se hacen pasar por adulterio, provocando un mal mayor en la mujer que la sufre. Vocabulario *La mujer era considerada como un bien perteneciente al marido, por eso este se sentía con el derecho de poderla repudiar.
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