LITERATURA 1 E xpresa con tus palabras de qué habla el poema. ¿Cuál dirías que es el tema principal? 2 Copia la larga metáfora con la que se designa al azar en el poema y explica su significado. 3 P ara hablar del azar también se emplea la personificación. Recuerda en qué consiste este recurso y localízalo en el poema. 4 Comenta la métrica del poema. Di si hay algún tipo de verso que predomine y si se han utilizado licencias métricas como la sinalefa o la diéresis. 1 E xplica por qué este texto es literario. 2 A unque el texto está escrito en prosa, Aleixandre le aporta ritmo y carácter poético usando recursos literarios como la anáfora, el asíndeton y el paralelismo. Cita ejemplos de los tres recursos. 3 La descripción que hace Vicente Aleixandre de Federico García Lorca está llena de símiles. Menciona algunos de ellos. Busca alguna metáfora y cópiala. Trampas El azar, ese dios extraviado que libra su batalla , fuego a fuego, no está solo escondido en la catástrofe: a veces un gorjeo lo delata 5 y sobornado, entonces admite durar un poco en la alegría . Ida Vitale Federico A Federico se le ha comparado con un niño, se le puede comparar con un ángel , con un agua («mi corazón es un poco de agua pura», decía él en una car ta), con una ro ca ; en sus más tremendos momentos era impetuoso, cl amoroso, mágico como una selva . Cada cual le ha visto de una manera . Los que le amamos y convivimos con él le vimos siempre el mismo, único y, sin embargo, cambiante, variable como la mi sma Naturaleza . Por la mañana se reía tan alegre, tan clara , tan multiplicadamente como el agua del campo, de la que parecía siempre que venía de lavarse la cara . Durant e el día evocaba campos frescos, laderas verdes, l lanuras, rumor de olivos gri ses sobre la tierra ocre; en una sucesión de pai sajes españoles que dependía de la hora , de su estado de ánimo, de la luz que despidieran sus ojos; quizá también de la persona que tenía enfrente. Yo le he vi sto en las noches más altas, de pronto, asomado a unas barandas misteriosas, cuando la luna correspondía con él y l e plat eaba su rostro; y he sentido que sus brazos se apoyaban en el aire, pero que sus pies se hundían en el tiempo, en los siglos, en la raíz remotísima de la tierra hispánica , hasta no sé dónde, en busca de esa sabiduría profunda que llameaba en sus ojos, que quemaba en sus labios, que encandescía su ceño de inspirado. No, no era un niño entonces. ¡Qué viejo, qué viejo, qué antiguo, qué fabuloso y mítico! Que no parezca irreverencia : solo algún viejo cantaor de f lamenco, solo alguna vieja bailaora, hechos ya estatuas de piedra , podrían serle comparados. Solo una remota montaña andaluza sin edad , entrevista en un fondo nocturno, podría entonces hermanársele. Vicente Aleixandre 24 L I T E R A T U R A
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