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32 –Lo vuelve loco –murmura el hipopótamo–. Se ve que el Gi gante está enamorado de el la. –¡No, señor ! –gr i ta la hiena–. Muchí s imas veces se ha por tado mal con el la. –Mi rad, s i me vai s a inter rumpi r constantemente… –se queja la j i rafa. –No, no. Si gue –exclaman todos . –Bien. Al rato, se desper tó el Fantasma y comenzó a patalear. –¿Cómo? ¿Tiene pies el fantasma? –pregunta el elefante. –Bueno, es una forma de hablar –aclara la j i rafa–. Lo que hizo fue dar unos sal t i tos nerviosos porque no lo dejaban dormi r. Y es que el Hombre Lobo y el Dragón se habían puesto a bai lar. –¡Son una pandi l la de locos! –gr i ta el león–. ¿Qué ejemplo le están dando a la niñi ta rubia? –¿Qué niñi ta rubia? –pregunta el avestruz. –¿No te acuerdas? ¡La que peina al Hombre Lobo! –¡Ah, cier to! –Pero no puedo segui r –responde la j i rafa. –¿Por qué? –preguntan todos alarmados . –Bueno, es que dejé de mirar porque me dolían los ojos. –¡Oooh…! –dicen todos des i lus ionados . La j i rafa cal la y resopla. Lo hace muchas veces porque le gusta hacerse de rogar. –¿Entonces , no has vi sto nada más? –pregunta el león. –No voy a ment i r y a deci r que he vi sto algo que no he vi sto. Y no me voy a inventar cosas , ¿no? –No, no, claro –contesta el avestruz–. As í que… ¿no hay más por hoy? –No –dice la j i rafa–. Lo s iento. Entonces , los animales comienzan a ret i rarse. Es tarde y deben dormi r. Moviendo sus orejas , el elefante va diciendo: –Ins i sto en que la j i rafa miente, miente y miente… ¡Pero me gusta escuchar la! OCHE CALIFA Cuentos más o menos contados. Edi tor ial Loqueleo Argent ina (Adaptación) COMPLETA EL CUENTO   Inventa y escribe un título distinto para este cuento. LEE CON VOZ DE ENFADO.

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