Con la idea de que algún día los pequeños pudiesen volver con sus familias, la joven polaca fue anotando el verdadero nombre de cada uno, junto al nombre falso y el lugar en el que conseguía acomodarlo. Era una información muy comprometida, no solo para ella misma, sino también para los propios niños y niñas judíos, que serían severamente castigados por los nazis en el caso de que se descubriera su verdadera identidad. Por eso Irena se aseguró de que aquellos valiosos datos estuviesen a buen recaudo: introdujo los papeles en botes de cristal y los enterró bajo el manzano de un huer to que estaba próximo a su casa. Finalmente, la Gestapo, el temible cuerpo de policía nazi, descubrió las actividades de la audaz Irena. La joven fue detenida y encarcelada. En prisión, la torturaron para que confesase. Pese a todo, los despiadados agentes no consiguieron que revelase el paradero de los menores ni que delatase a las personas que habían colaborado con ella. Irena Sendler fue condenada a muerte, pero, justo antes de su ejecución, un soldado la dejó escapar. El nombre de la joven apareció en la lista de los ajusticiados ese día y ella aprovechó ese hecho para seguir trabajando con una identidad falsa. Cuando terminó la guerra, Irena desenterró los tarros escondidos bajo el manzano. ¡Había 2.500 nombres! Los 2.500 niños y niñas a los que ella había salvado. Era el momento de encontrarlos e intentar reunirlos con los suyos. Sin embargo, la mayoría había perdido a sus padres y se quedó a vivir con sus familias de adopción. Irena Sendler nunca le dio impor tancia a la increíble labor que había realizado a lo largo de esos trágicos años. –Sinceramente –afirmaba con modestia–, yo creo que no hice nada especial. Solo hice lo que debía, nada más. Pero muchos años después de aquellos hechos, cuando su fotografía salió en los periódicos tras ser premiada por sus acciones humanitarias, recibió una llamada de teléfono. –Recuerdo su rostro –le dijo la voz de un hombre–. Fue usted quien me sacó del gueto cuando yo era un niño. A par tir de ese día recibió muchas llamadas parecidas. Eran de hombres y mujeres a los que ella había salvado. En el año 2007, Irena Sendler fue presentada como candidata al Premio Nobel de la Paz. Aunque al final no lo consiguió, su candidatura supuso el reconocimiento internacional a su labor. Irena Sendler murió el 12 de mayo de 2008. El ángel del gueto de Varsovia llevaba años recibiendo ramos de flores y car tas de agradecimiento desde todos los rincones del mundo. ¿Cómo habrías presentado tú a Irena Sendler para la candidatura al Premio Nobel de la Paz? Escenifica la presentación en clase argumentando por qué crees que merece ese premio. TU APORTACIÓN 30
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