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–Viene de ahí –indicó Alberto señalando hacia la casa. Todos miraron a donde señalaba el niño, pero no vieron nada. Saúl descubrió unas sombras que se agitaban amenazadoras sobre el muro de piedra y preguntó: –¿Qué son esas sombras? –¡Parecen fantasmas! –dijo Nela asombrada. –Parecen gigantes de brazos larguísimos –susurró Sara. –Me está dando mucho miedo… –afirmó Nela temblorosa. Los niños y las niñas se abrazaron. Estaban a punto de gritar cuando vieron una silueta familiar. Parecía... ¡la sombra de un perro moviendo el rabo! –¡Es Mol! –exclamó Alberto. –Ya sé qué pasa –explicó Nela riendo–. La luz de la entrada está encendida y las figuras misteriosas que vemos sobre el muro son las sombras de los árboles. –¡Y, cuando sopla el viento, parecen monstruos moviendo los brazos y aullando! –reconoció Gonzalo aliviado. Sara intervino entonces. –¿Jugamos al teatro de sombras? –Sííííí –gritaron los demás entusiasmados–, será divertido. –«Esta sí que es una acampada asombrosa!», pensó Alberto. Sara Barrio QUÉ TE HA PARECIDO. ¿Crees que las sombras que proyectan los árboles pueden parecer monstruos?, ¿por qué lo piensas? Comentad en grupo algunas situaciones en las que hayáis sentido miedo. Explicad qué ocurrió y qué hicisteis. s i e t e 7

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