1 E s Mo by D i c k Capitán Ahab. ¡O í d todos , v igí as! Escuchadme bi en . Tenéis que destruir una ballena blanca , una ballena grande y bl anca como una montaña de ni e ve. Mirad , ¿vei s est e doblón de oro? ( S e di rige a uno de l os marineros). Ca r pi nt e ro , d am e tu m e j or ma r t i l l o . ( El c a rp i n t ero l e acerca un martillo). Al primero de vosotros capaz de descubrir esa ballena blanca , le daré como premio este doblón de oro (clava la moneda en uno de los mástil es del barco con el martillo). Una ballena blanca , he dicho. Tened los ojos abiertos. Es Moby Dick. Starbuck (con gesto preocupado). Capitán Ahab, ¿no fue Moby Dick quien destrozó su pierna? Cap i tán Ahab ( t ra s un a p au s a) . S í , h a s i do Mo by D i ck quien ha destrozado mi cuerpo y ha llenado de maldito odio mi alma . Ray Bradbury y John Huston Moby Dick (adaptación) 1 La onza de oro es un fragmento de la novela Moby Dick; y Es Moby Dick es del guion de una versión cinematográfica de la novela. Señala qué elementos de la novela aparecen en el guion y cuáles se han suprimido. 2 I ndica quién es el protagonista de esta escena y quiénes son los personajes secundarios. Explica qué imagen del capitán Ahab transmiten el guion y la novela. ¿Es bondadoso, malvado, es feliz, está amargado, es poderoso…? Luego di si es un personaje plano o redondo. A C T I V I D A D E S La onza de oro –Todo s lo s v i g í as me hab é i s o í do ya d ar órdenes sobre una ballena blanca . ¡Mirad!, ¿veis esta onza de oro española? –elevando al sol una ancha y bri l lant e moneda–, es una pieza de dieciséis dólares, hombres. ¿La vei s? Señor Starbuck, alcánceme esa mandarria . Mi e n t r a s e l o f i c i a l l e d a b a e l m a r t i l l o , Ahab, sin hablar, restregaba lentamente la mon eda de oro contra los fal don es de l a levita , como para aumentar su brillo, y, sin usar palabras, mientras tanto murmuraba por lo bajo para sí mismo, produciendo un sonido tan extrañamente ahogado e inar - ticulado que parecía el zumbido mecánico de las ruedas de su vitalidad dentro de él . Al recibir de Starbuck la mandarria , avanzó hacia el palo mayor con el mar ti l lo alzado en una mano, exhibiendo el oro en la otra , y exclamando con voz aguda : –¡Quienquiera de vosotros que me señale un a b a l l e n a d e c ab ez a b l a n c a d e f re n t e arrugada y mandíbula torcida ; quienquiera de vosotros que me señale esa bal lena de cabeza blanca , con tres agujeros perforados en la aleta de cola , a estribor ; mirad , qu i e n qu i e ra d e v o s o t ro s qu e m e s e ñ a l e esa mi sma bal lena blanca , obt endrá esta onza de oro, muchachos! – ¡Hur ra , hur ra ! –g r it aron lo s mar in ero s , mi entras, agitando los gorros encerados, saludaban el acto de clavar el oro al mástil . –E s una b al l ena bl anca , di go –c ont inuó Ahab, dejando caer la mandarria–: una ballena blanca . Despellejaos los ojos buscánd o l a , h o m b r e s ; m i r a d b i e n s i h a y a l g o b l a n c o e n e l a g u a , e n c u a n t o v e á i s u n a burbuja , gritad . Herman Melville Moby Dick 167
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