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2 U n m u c h a c h o o l v i d a d o Ya nadie se acuerda de él . Y sin embargo, tuvo un papel impor tant e en la comedia humana , aunque solo v iv ió do ce años sobre el haz de l a ti erra . A los do ce año s mucho s hombre s han si do causa d e hor r i bl e s guerras intestinas, y son ungidos del Señor, y revelan en sus niñerías, al decir de las crónicas, las grandezas y h az añ a s d e qu e s e rán au t o re s en l a may o r ed a d . Pipá , a no ser por mí , no tendría historiador ; ni por él se armaron guerras, ni fue ungido sino de la desgracia . Con sus harapos a cuestas, con sus vicios precoces sobre el alma , y con su natural ingenio por toda gracia , amén d e un po c o d e bond ad innat a qu e t ení a muy adentro, fue Pipá un gran problema que nadie resolvió, porque pasó de esta vida sin que f i lósofo alguno de mayor cuantía posara sobre él los ojos. Leopoldo Al as, Cl arín, Pipá 1 Explica quién es Pipá. 2 En este fragmento, el autor establece un paralelismo entre Pipá y las grandes celebridades de la historia. Explica en qué consiste. 3 ¿Crees que Clarín trata con ternura o con empatía a su personaje? Justifica tu respuesta. 4 Señala qué elementos de este fragmento dan la clave para saber que el narrador es omnisciente. A C T I V I D A D E S 1 Busca en el significado de «vetusta» en el diccionario. ¿Por qué crees que Clarín nombró así a la ciudad? 2 En este fragmento del comienzo de La Regenta hay varias personificaciones. Identifícalas y di qué acción realiza cada cosa. 3 I dentifica las características propias del Realismo y del Naturalismo presentes en el texto. 4 Di qué sensaciones te transmite la descripción que hace Leopoldo Alas, Clarín, de la ciudad de Vetusta. A C T I V I D A D E S L a h e ro i c a c i u d a d La heroica ciudad dormía la siesta . El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera , de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. […] Vetusta , la muy noble y leal ciudad , corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida , y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica . La torre de la catedral , poema romántico de piedra , delicado himno, de dulces líneas de bel leza muda y perenne, era obra del siglo diez y sei s, aunque antes comenzada , de esti lo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esta arquitectura . La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo. Leopoldo Al as, Cl arín, La Regenta 16715

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