4. Filosofía y ciudadanía en la Ilustración griega 4. 1 . Los sof i stas y la nueva educación ateniense Con la llegada de la democracia fue necesaria una nueva educación (paideía) que formase ciudadanos competentes. Tradicionalmente, los ciudadanos griegos eran instruidos en un aprendizaje muy elemental , mejorado dentro de las propias familias. Esta formación antigua de tipo aristocrático no respondía a las necesidades de la democracia , pues los ciudadanos debían aprender a defenderse y argumentar en los tribunales populares, donde se decidían los pleitos, a dar discursos en la Asamblea para inf luir en el rumbo político de la ciudad y a ejercer cargos en la administración pública . En este contexto aparecieron los sof i stas, un nuevo tipo de «sabios» (ese es el sentido etimológico de la palabra sophistes) cuyo objetivo era , a cambio de una considerable remuneración , convertir a sus alumnos en ciudadanos exitosos mediante el poder de la palabra , con las artes de la retórica y la oratoria. Los sofi stas se autodenominaban «maestros de la virtud», pues gracias a sus enseñanzas sus alumnos triunfaban en la vida política y conseguían escalar socialmente. Los sofi stas eran polímathas, es decir, poseían un saber cosmopolita y humani sta fr uto de su experi enci a en di stintas ciudades; y eran normalmente griegos que habían l legado a Atenas procedentes de otras ciudades , como P ródi co, Hipi as o, los más cono ci dos , P rot ágoras de Abdera y Gorgias de Leontinos. Protágoras de Abdera ( h . 485 a . C.-h . 411 a . C.) fue un gran viajero y uno de los hombres más ricos de Grecia . Creó por encargo de su amigo Pericles la primera constitución para una ciudad nueva . Consideraba su arte retórico una «medicina para la ciudad» y tenía un método basado en demostrar a la vez lo que se defiende y lo contrario. Se hizo muy famoso por su relativismo, afirmando que «el hombre es la medida de todas las cosas». Escribió Sobre los dioses, obra perdida en la que mani festaba su incapacidad para abordar el t ema por «la oscuridad de la cuestión y la brevedad de la vida humana», ideas por las que fue acusado de impiedad . Gorgias de Leontinos ( h . 485 a . C.-h . 380 a . C.) fue discípulo de Empédocles y e scr i bió obras c omo Acerca d e l a natural e z a o d el no- s er y El ogi o d e El ena. Es muy conocido por su formulación del escepticismo radical , que niega cualquier verdad universal: «Nada existe. Si algo existiese, no podría ser conocido. Y, si se pudiese conocer, no podría comunicarse». Creía en la fuerza del lenguaje –un monstruo con mil poderes– para conducir a las almas (psicagogia) y se consideraba un maestro de la seducción , al modo de los actores. Fue extremadament e hábi l en el uso de l a pal abra , el gri ego acuñó en su honor el verbo gorgizar como sinónimo de hablar elocuentemente. El movimiento sofista compartía los siguientes rasgos filosóficos: O pagas… o pagas (o no) Protágoras acordó con su discípulo Euatleo que este pagaría sus altos honorarios al ganar su primer juicio. El alumno aprendió retórica, pero no ejerció la abogacía, por lo que no ganó ningún juicio y se negaba a pagar las clases. Protágoras amenazó con llevarle a juicio: «Si gano, el juez te mandará pagarme y, si pierdo, habrás ganado tu primer juicio y deberás pagarme también» –argumentó–. Al parecer, el alumno –que algo había aprendido– le contestó: «En absoluto. Si gano, demostraré que no debo pagarte y, si pierdo, aún no habré ganado mi primer juicio». ¿Tiene alguien razón en este caso o la razón la tendrá quien consiga convencer al juez? ¿Cómo resolverías el conflicto? Relativismo El relativismo epistemológico (del conocimiento) considera que no existe la verdad universal, pues el hombre individual es la medida de todas las cosas. Todo tiene, al menos, dos caras y las cosas son tal y como las percibimos (fenomenismo): «Las cosas no son para ti tal y como te parece que son», afirma Protágoras. Es también relativismo moral, pues cada ciudad tiene sus leyes y costumbres, y no hay un solo bien, belleza o justicia. Los valores morales o estéticos cambian según la época o el lugar. Convencionalismo Las leyes (nómos) y costumbres no son fruto de la naturaleza (phýsis), sino del acuerdo y convención de la ciudad. Los sofistas interpretan de modos distintos la naturaleza: algunos, como Antifonte, defienden la igualdad natural de los ciudadanos; otros, como Trasímaco, apoyan el dominio del poderoso, que fuerza la ley según su conveniencia. 18
RkJQdWJsaXNoZXIy