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Los viajes de Gulliver. Los lugares imaginarios El irlandés Jonathan Swift (1667-1745) publicó Los viajes de Gulliver por primera vez en 1726. Con ella pretendió hacer una sátira, es decir, una obra que ridiculiza o se burla de algo o alguien. En concreto, la intención de Swift era satirizar tanto los libros de viajes, que tanto éxito tenían en su época, como la sociedad de su tiempo. Dividida en cuatro partes, la obra relata cuatro viajes realizados por el médico Lemuel Gulliver a lugares imaginarios descritos con gran detalle por Swift. El primer contacto con los liliputienses Me eché sobre la hierba, que era muy corta y suave, y dormí con un sueño muy profundo. Cuando fui a levantarme, no podía moverme: estaba tendido de espaldas y descubrí que tenía los brazos y las piernas firmemente sujetos al suelo y mi pelo, largo y espeso, igualmente atado. Además, sentía unas tenues ligaduras de lado a lado del cuerpo desde las axilas hasta los muslos. Lo único que podía hacer era mirar hacia arriba, aunque el sol comenzaba a calentar y la luz me hería la vista. Al poco rato, sentí que algo se desplazaba por mi pierna izquierda y, avanzando blandamente sobre mi pecho, me llegaba hasta cerca de la barbilla. Dirigiendo los ojos hacia abajo cuanto pude, observé que se trataba de un ser humano de menos de quince centímetros, que traía en las manos un arco con flecha y en la espalda un carcaj. Simultáneamente sentí que al menos otros cuarenta individuos, supuse que de la misma especie, venían tras él. Mi asombro fue mayúsculo y solté un rugido tan fuerte que todos ellos echaron a correr despavoridos. Algunos se hicieron daño al saltar desde mis costados al suelo; sin embargo, pronto volvieron. Uno de ellos se aventuró tan cerca como para verme toda la cara y, levantando las manos y los ojos para expresar su estupor, gritó con voz chillona pero clara: hekinah degul; los otros repitieron las mismas palabras, aunque entonces ignoraba qué querían decir. Como el lector puede suponer, continuaba allí tendido con gran desasosiego. Por fin, haciendo esfuerzos por liberarme, tuve la suerte de romper las cuerdas y arrancar unas estacas que me sujetaban el brazo izquierdo al suelo. Al mismo tiempo, y de un tirón brusco que me produjo un dolor enorme, aflojé un poco las cuerdas que me sujetaban el pelo, y así conseguí girar la cabeza unos cinco centímetros. Pero aquellas criaturas huyeron de nuevo antes de que pudiera agarrarlas e inmediatamente sentí cómo se disparaban sobre mi mano izquierda más de un centenar de flechas al aire. Cuando esta lluvia de flechas terminó, lancé un quejido de pesadumbre y dolor, y luego, mientras luchaba nuevamente por desatarme, soltaron otra descarga de flechas y algunos trataron de clavarme sus lanzas en los costados, aunque no pudieron atravesarme la ropa. En el primer viaje, Gulliver naufraga y llega a Lilliput. En este país, cuyos habitantes –los liliputienses– caben en la palma de una mano, es apresado y posteriormente liberado, lo que le permite conocer a la corte liliputiense. Fotograma de Los viajes de Gulliver, Rob Letterman (2010). < 160 > ITINERARIO DE LECTURA: LOS VIAJES

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