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La división provincial La centralización se ref lejó también en la administración y la organización de los territorios. Los decretos de Nueva Planta habían convertido los reinos de la Corona de Aragón en provincias gobernadas por un capitán general y un tribunal de la Real Audiencia. Este sistema provincial se generalizó en toda España. La administración de los territorios quedó en manos de nuevos cargos: Los intendentes, que se establecieron definitivamente en 1749. Sus funciones eran administrativas, judiciales y hacendísticas. Super visaban a los poderes locales. Los nombraba el monarca o el secretario de Estado. Los capitanes generales, que sustituyeron a los virreyes, ahora suprimidos, salvo en América . Ostentaban la jefatura militar de su provincia y desarrol l aban funcion e s admini strat ivas y judi ci al e s . Junto c on lo s int endent e s , eran las figuras clave del nuevo absolutismo en las provincias. (7) En la admini stración municipal se ext endió por toda España la f igura del corregidor, nombrado por el monarca . 2.2. El control de la Iglesia: el regalismo Otra de las facetas de la política absolutista fue el control de la Iglesia . Desde los Reyes Católicos, todos los soberanos intentaron limitar el poder eclesiástico. Esta práctica , l lamada regali smo, consi stía en que los monarcas inter venían en algunos aspectos de la Iglesia . Los Borbones consideraron que ese derecho ya no dependía de las concesiones del papado, sino que era consustancial a la soberanía absoluta que poseía el rey sobre su reino. No se trataba de un cuestionamiento de la religión ni del poder del papado sobre los asuntos teológicos; solamente pretendía asegurar el control político y económico de la Iglesia . Los objetivos de Felipe V respecto a la política religiosa fueron dos: El reconocimiento del derecho a designar los cargos eclesiásticos en España. Recaudar las rentas de aquellas sedes obispales vacantes, así como las sumas que cobraban todos los tribunales eclesiásticos. El concordato* f irmado con l a Igl esi a (1737) signi f icó que Felipe V no solo lograba sus objetivos, sino que conseguía además que la Santa Sede aceptase, al menos sobre el papel , algunas concesiones económicas. La política regalista se mantuvo con los sucesores de Felipe V. Durante el reinado de Carlos III, se produjo otro episodio del choque entre la monarquía y la Iglesia : la expulsión de los jesuitas en 1767 y la confiscación de todos sus bienes. La justificación de la medida se basó en la acusación de que los jesuitas habían promovido conspiraciones políticas. Carlos III limitó también las competencias de la Inquisición siguiendo el mismo criterio que utilizó con los jesuitas. O C É A N O AT L Á N T I C O M a r M e d i t e r r á n e o Valladolid Zaragoza Barcelona Palma Cartagena Cádiz Sta. Cruz de Tenerife Valencia Badajoz Sevilla Granada Oviedo La Coruña El Ferrol CASTILLA LA VIEJA NAVARRA ARAGÓN CATALUÑA BALEARES EXTREMADURA GRANADA CASTILLA LA NUEVA ANDALUCÍA CANARIAS VALENCIA ASTURIAS GALICIA Capitanías Militares Departamentos marítimos FUENTE: F. García de Cortázar, Atlas de historia de España, 2012 291228_04_p95_capitanias_generales 6. Luis XIV proclamando a Felipe V rey de España, palacio de Versalles, Francia. ¿Se puede considerar la monarquía española como un satélite de la francesa? * Concordato: tratado diplomático realizado entre un Estado y la Santa Sede para regular las relaciones entre ambos. 7. Nueva división en Capitanías Generales de España. ¿Por qué se dice que esta división supuso la militarización de la administración? 1 23

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