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¿De qué hablamos? Nos situamos La palabra ecología fue utilizada por primera vez por el científico alemán Ernst Haeckel en 1869; proviene del término griego okologie, que a su vez se compone de los vocablos oikos (‘casa’, ‘hogar ’) y logos (‘tratado’ o ‘ciencia’ ) . Por el lo el diccionar io de la RAE def ine ecología como la «ciencia que estudia los seres vivos como habitantes de un medio, y las relaciones que mantienen entre sí y con el propio medio». Como disciplina científica no tuvo gran relevancia hasta la segunda mitad del siglo xx, y tardó más en convertirse en una cuestión social. Pero, desde hace un tiempo, la comunidad científica ha transmitido a la so - ciedad su preocupación por el futuro de nuestro hogar, es decir, del planeta y de los seres que lo habitamos. En este proyecto investigaremos sobre cómo los cristianos también debemos comprometernos firmemente en materia ecológica y cumplir con nuestra misión de ser colaboradores de la Creación. ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra? Por eso, ya no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones. Se requiere advertir que lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá. Audiencia general del papa Francisco, mayo de 2014 Desde una perspect iva bíblica A P R E N DI Z A J E B A SA D O E N P ROY EC TO S F A S E 1 A lo largo de la Biblia podemos descubrir cómo Dios nos anima a cuidar de toda la Creación, y son muchos los textos que transmiten estas enseñanzas; en este proyecto nos centraremos en tres: • El libro del Génesis. Como hemos visto en el tema anterior, en el texto sobre la Creación, Dios nos nombra sus administradores al entregarnos todas sus obras. Deja claro que esto no conlleva una actitud de superioridad de la persona por encima de los demás seres, sino de respeto: estamos obligados a cuidar, mantener y preservar este regalo, para nosotros y para que puedan disfrutarlo las generaciones futuras. Y dijo Dios: «Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento». Gén 1, 29 Génesis, de Sebastián Salgado. 32

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