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¿De qué hablamos? A P R E N DI Z A J E B A SA D O E N P ROY EC TO S F A S E 1 Todo un ejemplo La Iglesia también se ha hecho eco del problema ecológico, pero, como ha pasado con el resto de la sociedad, no ha sido hasta la segunda mitad del siglo xx. Sin embargo, a lo largo de su historia, encontramos testimonios de personas que han sido ejemplo de una vida respetuosa con el medioambiente y con el prójimo. San Francisco de Asís (1181-1226). Patrono de la ecología. San Franc i s co de As í s nac i ó en e l seno de una fami l i a i ta l i ana ad i ne rada . Su padre era comerciante y lo preparó para el negocio con una buena formación en lectura, escritura, cálculo, latín y francés. Pero Francisco quería ser caballero, lo que le condujo a participar en la guerra entre su ciudad y la de Perugia, donde lo hicieron prisionero. No se sabe cómo llegó un Evangelio a sus manos, ya que solo podían tenerlo los clérigos, pero gracias a su lectura comenzó su conversión. Después de su liberación, san Francisco renunció a su antigua vida y se retiró a vivir en la pobreza. Aunque muchos se burlaban de él, otros lo vieron como un ejemplo a seguir; y así se formó una pequeña comunidad cuyos miembros enseñaban el Evangelio y eran testimonio de una vida en pobreza, al igual que la de Jesús. El Cántico del hermano Sol, su oración más conocida, muestra una preocupación ecológica que permite al que la reza abrirse a la naturaleza porque en la contemplación de lo creado y de su belleza se descubre a su Creador. Santa Catalina Tekakwitha (1656-1680). Patrona de los pueblos indígenas y de la ecología integral. Nació en el poblado de los indios mohawk, cerca de la actual Nueva York. Cuando tenía unos cuatro años perdió a sus padres y hermano a causa de la viruela. La enfermedad le dejó la cara marcada y una mala visión, por ello la apodaron Tekakwitha, ‘la que choca con las cosas’. A sus once años conoció la fe cristiana, y la acogió como suya, gracias a los misioneros jesuitas que se atrevían a acercarse a los indígenas. Con 18 años pidió ser bautizada y, a raíz de esto, su familia y su comunidad la ridiculizaban porque no se quería casar. Hasta pensaron raptarla y concertarle un matrimonio. Esto la obligó a huir a Canadá, donde viviría su fe en la comunidad cristiana, consagrándose a Dios. Se la conoce con sobrenombres como el Lirio de los Mohawks o Hija de la Naturaleza, título que se ganó por su entrega al cuidado y conocimiento del medioambiente. El científico Bill Jacobs decía de ella: «Catalina conocía a la perfección las plantas y animales de su entorno, tanto que cualquier botánico o biólogo de hoy en día la envidiaría». Fue canonizada en 2012 por el papa Benedicto XVI: es la primera mujer indígena nombrada santa por la Iglesia católica. San Francisco de Asís, por Giotto, Museo del Louvre. Santa Catalina Tekakwitha en la Misión San Xavier del Bac de Tucson, Arizona. 34

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