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La ONG católica Manos Unidas, en su campaña de 2020, se hizo eco de las palabras del papa Francisco en su encíclica y recordó que «quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú». La sobrexplotación, la basura o la contaminación del primer mundo inciden, sobre todo, en las personas que viven en las zonas empobrecidas. Todo está conectado, formamos parte de la naturaleza incluyendo nuestra constante interacción con ella. Nuestras decisiones tienen un impacto inevitable en el medioambiente, pero también sobre las personas cuando se da de lado el interés por el prójimo. La marginación de los seres humanos y el daño al planeta están estrechamente ligados. No existe una crisis ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental. La solución pasa por combatir la pobreza, devolver la dignidad a los excluidos y, simultáneamente, cuidar la naturaleza. Ecología ambiental, económica y social La ecología también supone cuidar nuestro patrimonio cultural. Es algo propio y que nos diferencia del resto de los seres que habitan nuestro planeta. «La desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal» (LS 145). Ecología cultural El espacio que habitamos y ocupamos influye en nuestro modo de ver la vida, de sentirla y de actuar. Por este motivo también debemos cuidarlo, tanto el privado como el público. No solo para que se vean bonitos y estéticos, sino para favorecer nuestra calidad de vida. Por ello son objeto de este aspecto de la ecología integral: • La necesidad de una vivienda digna. • L a existencia de lugares comunes que favorezcan la integración y las relaciones personales, y la necesidad de respetar y preservar los que hay. • L a reducción de la contaminación para disfrutar sanamente del espacio. • La relación sana con nuestro propio cuerpo. Ecología de la vida cot idiana Sínodo para la Amazonía, en 2019 con el papa Francisco. Cosechadoras en Matto Groso, Brasil. Ejemplo de población sostenible. 39

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