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116 A N E XO Tema 1. Mucho más que un libro Ef 1, 1-2 1Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, a los santos, que están en Éfeso, a los fieles en Cristo Jesús: 2Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Ap 4, 1 1Después de esto, miré y vi una puerta abierta en el cielo; y aquella primera voz, como de trompeta, que oí hablando conmigo, decía: «Sube aquí y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto». Sal 95, 1-2 1Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; 2entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Página 12. Volver a las fuentes Mt 21, 12-17 12Entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas. 13Y les dijo: «Está escrito: “Mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos”». 14Se le acercaron en el templo ciegos y cojos, y los curó. 15Pero los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el templo «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron 16y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen estos?». Y Jesús les respondió: «Sí; ¿no habéis leído nunca: “De la boca de los pequeñuelos y de los niños de pecho sacaré una alabanza”?». 17Y dejándolos salió de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche. Mc 8, 34-38 34Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. 35Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. 36Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? 37¿O qué podrá dar uno para recobrarla? 38Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles». Lc 8, 4-15 4Habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo en parábola: 5«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. 6Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad. 7Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron. 8Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga». 9Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola. 10Él dijo: «A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del Reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. 11El sentido de la parábola es este: la semilla es la palabra de Dios. 12Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. 13Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. 14Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro. 15Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia. Jn 9, 1-17 1Y al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. 2Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó: este o sus padres, para que naciera ciego?». 3Jesús contestó: «Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. 5Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». 6Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, 7y le dijo: «Ve

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