6 Ficha 1 La fábrica de los colugos Los colugos dejaron un hueco en blanco porque todavía no sabían lo que iban a fabricar. El día de la inauguración, todos los colugos estaban muertos de curiosidad. El encargado de poner en marcha la máquina apretó tres botones. La máquina tembló, se sacudió, chilló, silbó y… ¡salió una burbuja! Todos los colugos aplaudieron y se felicitaron. Después se pusieron a trabajar. Cada vez que salía una burbuja, un colugo comprobaba que fuese bien redonda. Si lo era, se la daba a otro que la abrillantaba con un trapo y un cepillo. Este se la pasaba a un tercero que la pintaba. El tercero se la entregaba a un cuarto colugo que la decoraba. Luego, el quinto la secaba con un secador de pelo hasta que, por fin, el último la almacenaba. Un día, los colugos se cansaron de que se hablara mal de ellos y convocaron una asamblea general. Un colugo pidió la palabra y dijo: –Compañeros, la gente comenta que somos unos vagos. –¡No puede ser! ¡Qué injusticia! ¿Cómo van a decir eso? –se quejaron los demás colugos, como si no lo supieran. –¡Hay que demostrar que somos tan trabajadores como cualquiera! –gritó un coluguito–. ¡Pongamos una fábrica! La idea fue aplaudida y aprobada por todos. Al día siguiente, cada colugo llevó lo que le parecía que podía servir en una fábrica: carretes de hilo, baldosas, tornillos, sacacorchos, cajas de cartón, cerraduras, timbres, palitos de helado, clavos, frascos y cosas así. Un grupo de colugos se las arregló para construir con todo eso una inmensa máquina. También hicieron un gran cartel que decía: FÁBRICA DE ____________ DE LOS COLUGOS
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